miércoles, 27 de enero de 2010

Trastorno Obsesivo-compulsivo


en clave de humor...
















CLAUDIO KAPPEL | Zapata y Maure (Belgrano/Colegiales) | Cap. Fed. | Buenos Aires | Argentina | 4553-0392 

Depresión: cuando la melancolía no desaparece



Realmente me costaba mucho salir de la cama por las mañanas. Yo solo quería esconderme debajo de las sábanas y no hablar con nadie. No tenía ganas de comer y perdí mucho peso.
Ya nada me parecía divertido. Estaba cansada todo el tiempo y no podía dormir bien de noche. Sabía que tenía que seguir adelante haciendo mis cosas porque tengo hijos y un trabajo, pero me parecía imposible poder hacerlo, sentía que nada iba a cambiar ni mejorar.
Comencé a faltar al trabajo y una amiga notó que algo andaba mal. Me contó que durante un tiempo ella también había estado muy deprimida y que obtuvo ayuda de su médico.
Llamé a mi médico y le conté cómo me sentía. Me hizo ir para examinarme y me dio el nombre de un especialista experto en el tratamiento de la depresión.
Ahora veo periódicamente al especialista para recibir terapia de “diálogo”, la cuál me ayuda a aprender maneras de lidiar con esta enfermedad en mi vida diaria y estoy tomando medicamentos para la depresión.
No todo mejoró de un día para el otro, pero ahora me siento más capaz de disfrutar de la vida y de mis hijos.

 

Ocasionalmente, todos nos sentimos melancólicos o tristes, pero estos sentimientos, por lo general, desaparecen en unos días. Cuando una persona tiene depresión, esta interfiere con su rutina y vida diaria; por ejemplo, ir a trabajar o a la escuela, cuidar niños, y en las relaciones con la familia y los amigos. La depresión es dolorosa tanto para la persona que la padece como para quienes se preocupan por ella.
La depresión puede manifestarse de maneras muy diferentes en diferente gente o en la misma persona con el pasar del tiempo. Es una enfermedad común pero grave. Un tratamiento puede ayudar a mejorar aún a aquellos con los grados más graves de depresión.
La depresión es una enfermedad común pero grave.
Un tratamiento puede ayudar a mejorar aún a aquellos con los grados más graves de depression.

¿Cuáles son los síntomas de la depresión?

  • Sentimientos continuos de tristeza, ansiedad, o vacío
  • Sentimientos de desesperanza
  • Sentimientos de culpa, inutilidad, o impotencia
  • Sentimientos de irritabilidad o inquietud
  • Pérdida de interés en las actividades o pasatiempos que antes disfrutaba, incluyendo las relaciones sexuales
  • Sensación de constante cansancio
  • Dificultad para concentrarse, recordar detalles, o para tomar decisiones
  • Incapacidad para dormir o permanecer dormido (insomnio); posibilidad de despertar en plena noche o dormir todo el tiempo
  • Comer excesivamente o pérder el apetito
  • Pensamientos suicidas o intentos de suicidio
  • Dolores y malestares persistentes, dolores de cabeza, cólicos, o problemas digestivos que no desaparecen
No todos a quienes se diagnostica depresión presentan estos síntomas. Los signos y síntomas pueden ser diferentes en hombres, mujeres, niños jóvenes, y ancianos.

Puede una persona sufrir de depresión y otras enfermedades a la vez?

A menudo, las personas presentan otras enfermedades junto con la depresión. Algunas veces, otras enfermedades se presentan primero, pero en otras ocasiones, es la depresión la que aparece primero. Todas las personas y situaciones son diferentes, pero es importante no ignorar estas enfermedades y buscar tratamiento para ellas y para la depresión. Algunas enfermedades o trastornos que pueden acompañar a la depresión son los siguientes:
  • Trastornos de ansiedad, entre ellos, trastorno de estrés postraumático (TEPT), trastorno obsesivo-compulsivo (TOC), trastorno de pánico, fobia social, y trastorno de ansiedad generalizada (TAG);
  • Abuso o dependencia del alcohol o de otras sustancias;
  • Enfermedad cardiaca, derrame cerebral, cáncer, VIH/SIDA, diabetes, y enfermedad de Parkinson.
Estudios han descubierto que el tratar a la depresión puede ayudar a tratar estas otras enfermedades.

¿Cuándo comienza la depresión?

Los niños pequeños y los adolescentes pueden padecer de depresión, pero también puede ocurrir a otras edades. La depresión es más común en mujeres que en hombres, pero hombres también la padecen. La pérdida de un ser amado, el estrés, los cambios hormonales, o eventos traumáticos pueden desencadenar a la depresión a cualquier edad.

¿Existe ayuda?

Existe ayuda para quienes sufren de depresión. Aun en los casos más graves, la depresión es altamente tratable. El primer paso es visitar a un médico. Su médico de familia o de una clínica es un buen lugar donde comenzar. El médico puede asegurarse de que los síntomas de la depresión no sean provocados por otra condición médica. El médico puede referirlo a un profesional de la salud mental.
Los tratamientos más comunes para la depresión son la psicoterapia y la medicación.

Psicoterapia

Varios tipos de psicoterapia o “terapia de diálogo”, pueden ayudar a las personas con depresión.
Existen dos tipos principales de psicoterapia que se utilizan habitualmente para el tratamiento de la depresión: la terapia cognitivo-conductual y la terapia interpersonal. La terapia cognitivo-conductual enseña a las personas a cambiar estilos negativos de pensamiento y de comportamiento que pueden contribuir a su depresión. La terapia interpersonal ayuda a las personas a entender y resolver relaciones personales problemáticas que pueden causar o empeorar su depresión.
La psicoterapia puede ser la mejor opción para tratar la depresión leve a moderada. Sin embargo, para casos graves de depresión o para ciertas personas, la psicoterapia puede no ser suficiente. Para los adolescentes, una combinación de medicamentos y psicoterapia puede ser lo que mejor funcione para tratar la depresión grave y ayudar a evitar que esta reaparezca. Además, en un estudio sobre el tratamiento de la depresión en ancianos se descubrió que quienes mejoraron por medio de la medicación y de la terapia interpersonal tenían menos probabilidades de volver a sufrir de depresión si continuaban su tratamiento combinado durante, al menos, dos años.

Medicamentos

Los medicamentos ayudan a equilibrar las sustancias químicas del cerebro llamadas neurotransmisores. Aunque científicos no están seguros de la forma exacta en como estas sustancias químicas funcionan, sí saben que afectan el estado de ánimo de una persona. Entre las clases de medicamentos antidepresivos que ayudan a mantener los neurotransmisores en sus niveles adecuados se encuentran las siguientes:
  • Inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina
  • Inhibidores de la recaptación de serotonina y norepinefrina
  • Inhibidores de la monoamino oxidasa
Estos diferentes tipos de medicamentos afectan a diferentes sustancias químicas del cerebro.
Los medicamentos afectan a las personas de distintas maneras. Algunas veces, es necesario probar distintos tipos hasta encontrar uno que funcione. Si comienza a tomar medicamentos, informe inmediatamente a su médico sobre cualquier efecto secundario. Según el tipo de medicamento, entre los posibles efectos secundarios se encuentran los siguientes:
  • Dolor de cabeza
  • Náuseas
  • Insomnio y nerviosismo
  • Inquietud o sensación de ansiedad
  • Problemas sexuales
  • Boca seca
  • Estreñimiento
  • Problemas de la vejiga
  • Visión borrosa
  • Somnolencia (tener sueño) durante el día
adaptado de Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos
Institutos Nacionales de la Salud

domingo, 24 de enero de 2010

¿Qué es el estrés?


¿Qué es el estrés?

Seguramente que esta palabra la ha escuchado muchísimas veces, y otras tantas la habrá leído. Hoy todos hablan del estrés, pero pocos nos aclaran su significado.

El estrés es la consecuencia de la adaptación de nuestro cuerpo y nuestra mente a los cambios. En términos más científicos es la reacción fisiológica, psicológica y de comportamiento de un individuo que se esfuerza por amoldarse a las presiones tanto internas como externas y por adaptarse a las mismas.

Existen dos tipos de estrés, si bien cierta medida de estrés es indispensable para nuestra salud y nuestra capacidad productiva, la medida óptima que apunta a un mejoramiento de la salud y el rendimiento se llama fase positiva o eustrés. Si el estrés sigue aumentando, la salud empeora y el rendimiento disminuye; este proceso se considera estrés negativo o distrés.

El estrés es un hecho habitual en nuestras vidas. Es inevitable ya que cualquier cambio al que debamos adaptarnos representa estrés. Eso significa que no sólo los eventos negativos sino también los sucesos positivos pueden resultar estresantes.

El estrés no es un fenómeno nuevo ni se limita al mundo occidental; sin embargo en la actualidad debido al desarrollo de la tecnología se han alterado radicalmente nuestras vidas: lo que necesitamos saber, los problemas que debemos resolver y las amenazas con que nos encontramos. Los medios de difusión y la explosión de conocimiento han expandido enormemente nuestros mundos personales. Se estima que encontramos por año mil veces más acontecimientos que nuestros abuelos, pero el tiempo que tenemos para tomar las decisiones es más o menos el mismo. El resultado es que la presión aumenta y nuestros cuerpos protestan.

El síndrome del estrés se define como una combinación de tres elementos: el ambiente, los pensamientos negativos y las respuestas físicas. Estos interactúan de tal manera que hacen que una persona se sienta ansiosa, agresiva o deprimida.

De manera que si queremos evitar o dejar de estar ansiosos, agresivos o deprimidos; debemos comenzar por regular el estrés, lo que se puede lograr por medio de algunos de sus elementos. Aprendiendo la forma de modificar el ambiente, nuestros pensamientos, y nuestras respuestas físicas que nos alteran; habremos librado la primer batalla al estrés.