lunes, 30 de noviembre de 2020

 

 

¿Por qué nunca tengo tiempo? (FRANCESC MIRALLES)

 

Ilustración: Juárez Casanova

 

 

 

 

 

 

 

 

Da igual los planes que hagamos para organizarnos mejor. Al final del día sentimos que nos falta tiempo para todo. Incluso durante el confinamiento, muchos creíamos tener una generosa provisión de horas, pero la jornada seguía esfumándose. ¿A qué se debe esta escasez endémica de horas que al final cuesta la vida?

Para quienes ejercen su profesión desde casa, bien porque ya lo hacían antes o porque se han incorporado al teletrabajo, esta pobreza se explica en la primera ley de Parkinson. Fue enunciada en 1957 por Cyril Northcote Parkinson, historiador naval británico que ironizaba sobre la burocracia. Y dice: “El trabajo se expande hasta llenar el tiempo de que se dispone para su realización”.

La segunda ley de Parkinson, “Los gastos aumentan hasta cubrir todos los ingresos”, también tiene que ver con nuestra escasez de tiempo. Dado que el dinero se obtiene a cambio de horas de trabajo, vivir al límite de nuestras posibilidades implica muchas veces vivir al límite de nuestra agenda.

La tercera ley reza: “El tiempo dedicado a cualquier tema de la agenda es inversamente proporcional a su importancia”. Puede chocar de entrada, pero tiene su explicación. Tal como afirma Cristina Benito en su libro Time Mindfulness, “la falta de tiempo es en realidad una falta de prioridades que tiene su origen en la comodidad, llevando a cabo en primer lugar lo que nos resulta más sencillo”.

Esta economista señala que las tres leyes no solo se aplican al trabajo, sino que se extienden a la gestión del tiempo libre, donde tendemos a llenar cada hora disponible. En su origen estaría el llamado horror vacui, expresión latina que puede traducirse como “horror al vacío”. Y así como en determinadas épocas del arte, por ejemplo el Barroco, el artista tendía a llenar todo el espacio disponible, lo mismo hacemos hoy con nuestra agenda. Sobre los motivos que nos llevan a copar todos los vacíos temporales, Cristina Benito señala tres:

Una fijación equivocada por la productividad. Nos ocupamos todo el tiempo, partiendo de la base de que solo lo “lleno” aporta valor, como los artistas barrocos. Sin embargo, lo vacío es necesario para que puedan surgir nuevas ideas. Warren Buffett tiene como herramienta clave una libreta en blanco que enseña en las entrevistas. En sus propias palabras: “Tienes que controlar tu tiempo. Frente a las exigencias de tener reuniones y cosas así, sentarse y pensar puede ser una alta prioridad”.

La obligación autoimpuesta de complacer a los demás. Llenamos huecos de nuestra agenda con peticiones ajenas: acudir a una reunión, a una fiesta, a un compromiso determinado. Muchas veces no nos apetece y preferiríamos quedarnos en casa leyendo un buen libro o dar un paseo. Cumplimos por miedo a perder la consideración de los demás, y ese miedo lo pagamos con tiempo: la única divisa que no podemos reponer.

El miedo al encuentro con uno mismo. Trabajar y atender compromisos llenan toda la agenda y nuestro espacio mental, lo cual nos impide pensar. Esto nos libera de hacernos preguntas incómodas que se pueden resumir en una: ¿es esta la vida que quiero llevar? Cargarnos de ocupaciones y de ruido mental —por ejemplo, a través de las redes sociales— nos permite esquivar este desafío. Sin embargo, tal como advertía Pablo Neruda: “Algún día en cualquier parte, en cualquier lugar indefectiblemente te encontrarás a ti mismo, y esa, solo esa, puede ser la más feliz o la más amarga de tus horas”.

Estar ocupados es el remedio perfecto para no pensar, instalados en el mantra del “no tengo tiempo”. El otro es vivir a toda velocidad. Cuando cabalgamos en la urgencia, el mundo se convierte en algo borroso, como lo que vemos a través de la ventanilla del AVE al pasar por una ciudad. En medio de esa carrera, además, desin­tegramos el tiempo tratando de responder al instante a cada estímulo de nuestro smartphone. Para salir de esa trampa, la escritora Diane Dreher recomienda aplicar el ma-ai, término japonés de las artes marciales que se traduce como “intervalo” y que ella considera el espacio de reacción donde reside la libertad: “No respondas de inmediato a todas las ofertas o invitaciones. Tómate tu ma-ai, tómate tiempo para pensar”.

DE "EL PAÍS SEMANAL" 23 AGOSTO 2020 

 


lunes, 22 de junio de 2020




La neurobiología de la distancia social 

¿Por qué la soledad puede ser la mayor amenaza para la supervivencia?

Un nuevo artículo explora las amplias y negativas consecuencias que el aislamiento social tiene sobre nuestro bienestar psicológico y salud física

Autor/a: Danilo Bzdok, Robin I.M. Dunbar  Fuente: Trends in Cognitive Sciences DOI: https://doi.org/10.1016/j.tics.2020.05.016 The Neurobiology of Social Distance
UNIVERSIDAD MCGILL

Resumen


Nunca antes habíamos experimentado un aislamiento social a gran escala como durante la evolución de la pandemia de COVID-19. Un nuevo artículo publicado en la revista Trends in Cognitive Sciences explora las amplias y negativas consecuencias que el aislamiento social tiene sobre nuestro bienestar psicológico y salud física, incluida la disminución de la vida útil. El documento fue escrito por el profesor asociado Danilo Bzdok (Universidad McGill y el Instituto de Inteligencia Artificial Mila Quebec) y el profesor emérito Robin Dunbar (Universidad de Oxford).

Al examinar una amplia gama de estudios, surgió una imagen completa del grave impacto que puede tener la soledad:
  • Tener relaciones interpersonales fuertes es fundamental para la supervivencia a lo largo de toda la vida.
     
  • El aislamiento social es un predictor significativo del riesgo de muerte.
     
  • La estimulación social insuficiente afecta el razonamiento y el rendimiento de la memoria, la homeostasis hormonal, la sustancia gris / blanca del cerebro, la conectividad y la función, así como la resistencia a las enfermedades físicas y mentales.
     
  • Los sentimientos de soledad pueden propagarse a través de una red social, causando una percepción social sesgada negativamente, aumentando la morbilidad y la mortalidad y, en las personas mayores, precipitando la aparición de demencia como la enfermedad de Alzheimer.
     
  • La soledad perjudica directamente el sistema inmune, haciéndonos menos resistentes a enfermedades e infecciones. De hecho, sentirse solo y tener pocos amigos puede resultar en una defensa inmune particularmente pobre.

Sin embargo, las personas que están más integradas socialmente tienen biomarcadores mejor ajustados para la función fisiológica, incluida una presión arterial sistólica más baja, un índice de masa corporal más bajo y niveles más bajos de proteína C reactiva (otra respuesta molecular a la inflamación).

Los humanos son intensamente sociales y se benefician psicológica y físicamente de la interacción social.

Cuanto más estemos integrados en una red de amigos, por ejemplo, menos probabilidades tenemos de enfermarnos y mayores serán nuestras tasas de supervivencia. Se ha descubierto que las personas que pertenecen a más grupos, como clubes deportivos, iglesias, grupos de pasatiempos, reducen su riesgo de depresión futura en casi un 25%.


El profesor asociado del Departamento de Ingeniería Biomédica de la Universidad McGill y el Presidente de Inteligencia Artificial de CIFAR en Canadá, Danilo Bzdok, dijo: "Somos criaturas sociales. La interacción y la cooperación social han impulsado el rápido ascenso de la cultura y la civilización humanas. Sin embargo, las especies sociales luchan cuando se ven obligadas a vivir de forma aislada. Desde los bebés hasta los ancianos, la integración psicosocial en las relaciones interpersonales es crítica para la supervivencia. Ahora es más urgente que nunca reducir la brecha de conocimiento sobre cómo el aislamiento social afecta el cerebro humano y el bienestar mental y físico".

El Profesor Emérito de Psicología Evolutiva Robin Dunbar, dijo: "La soledad se ha acelerado en la última década. Dadas las consecuencias potencialmente graves que esto puede tener en nuestra salud mental y física, existe un reconocimiento y una voluntad política cada vez mayores para enfrentar este desafío social en evolución. En consecuencia, el Reino Unido lanzó la 'Campaña para poner fin a la soledad', una red de más de 600 organizaciones nacionales, regionales y locales para crear las condiciones adecuadas para reducir la soledad en la vida adulta. Estos esfuerzos hablan del creciente reconocimiento público y la voluntad política de confrontar este desafío social en evolución. Estas preocupaciones solo pueden exacerbarse si hay períodos prolongados de aislamiento social impuestos por las respuestas de las políticas nacionales a crisis extraordinarias como COVID-19".

El problema del aislamiento social
Los humanos, como todos los monos y simios, son intensamente sociales. Como consecuencia no resulta sorprendente que la mayoría de nosotros encuentre estresante la privación social. El aislamiento social, o la falta de oportunidades sociales, da lugar a una sensación de soledad. Directa o indirectamente, este sentimiento tiene muchas consecuencias de gran alcance para nuestro bienestar psicológico y nuestra salud física, incluso nuestra longevidad.

En pocas palabras, la soledad mata.
El neurocientífico John Cacioppo argumentó que la sensación de soledad ha evolucionado como una señal de alarma para garantizar que permanezcamos firmemente integrados en nuestro capullo social. En 2019, la Organización Mundial de la Salud declaró que la soledad es una preocupación importante de salud en todo el mundo. En muchas ciudades metropolitanas de todo el mundo, más del 50% de las personas ya viven en hogares unipersonales. El Reino Unido nombró recientemente a su primer Ministerio de la Soledad.

El sentimiento de soledad se ha extendido de persona a persona a través de las redes sociales. Una vez solos, los humanos pueden quedar atrapados en un ciclo psicológico descendente del que puede ser difícil escapar: Una percepción sesgada de las señales negativas y la amenaza social de los otros, o la expectativa de ser socialmente excluido por otros. La visión sesgada del mundo conduce a tasas de suicidio aumentadas, entre otras consecuencias. Esta "indefensión social aprendida" puede ser peligrosa porque, entre todas las especies existentes, dependemos más de otros individuos.

¿Por qué los lazos sociales son buenos para usted?
Ahora hay evidencia acumulada de que las amistades son una condición sine qua non para la calidad de la salud. Cuanto más estricto esté integrado en una red de amigos, menos probabilidades tendrá de enfermar. Cuanto mayor sea su capital social, más rápido mejorará si se enferma, más rápido se recuperará de la cirugía y más tiempo vivirá.
Investigaciones previas recopilaron 148 estudios epidemiológicos (~ 300.000 personas en total) para identificar factores comunes que influyen en la mortalidad. En el caso específico de muerte por enfermedad cardiovascular, los tres factores con el mayor efecto con diferencia fueron:
  1. La frecuencia de apoyo social de los demás.
  2. Qué tan bien integrada estaba la persona en su red social.
  3. Si el paciente dejaba de fumar: dos, posiblemente tres, razones sociales.
En contraste, aquellos factores por los que los médicos están en general más preocupados han tenido un impacto mucho menor en las tasas de supervivencia. Los factores clave incluyen la obesidad, la dieta, el consumo de alcohol, la cantidad de ejercicio realizado, los tratamientos farmacológicos recetados y la contaminación del aire local.

Estos autores realizaron un análisis de seguimiento de 70 estudios de longevidad en personas mayores, siguieron a ~ 3.5 millones de personas en un promedio de ~ 7 años: el aislamiento social, vivir solo y sentirse solo aumentaron las posibilidades de morir en aproximadamente un 30%, incluso después de tener en cuenta edad, sexo y estado de salud.  Muchos otros estudios han demostrado que el aislamiento social (aunque no los sentimientos de soledad autoinformados) fue un predictor significativo del riesgo de muerte.

Por ejemplo, un análisis longitudinal de ~ 6.500 hombres y mujeres británicos de unos cincuenta años encontró que estar socialmente aislado aumenta el riesgo de morir en la próxima década en aproximadamente un 25%. El análisis cuantitativo de casi ~ 400.000 parejas casadas en la base de datos del Medicare estadounidense reveló que, para los hombres, la muerte de su cónyuge aumentó sus propias posibilidades de morir en el futuro inmediato en un 18%. La muerte del esposo a su vez aumentó el riesgo de muerte de la esposa en un 16%.

Se han encontrado efectos similares en las tasas de morbilidad con respecto al apoyo social. Una serie de estudios prospectivos elegantes que utilizan datos del Framingham Heart Study descubrieron que las posibilidades de volverse feliz, deprimido u obeso se reflejaban en gran medida en cambios similares en el amigo más cercano. Hubo un efecto significativo menor debido al comportamiento de los amigos de los amigos. Incluso un efecto detectable estaba presente debido al amigo del amigo de un amigo, pero nada más allá. Este fenómeno de contagio fue especialmente fuerte si la amistad era recíproca (es decir, ambos individuos se enumeraron como amigos). Si la amistad no era mutua, el efecto de contagio social era insignificante. Los investigadores también documentaron un fuerte efecto de "contagio geográfico". Si tiene un amigo feliz que vive dentro de un radio de una milla, tiene un 25% más de probabilidades de ser feliz. Y tiene un 34% más de probabilidades de ser feliz si su vecino de al lado es feliz.

El contagio social se extiende en la comunidad más amplia
Las personas que pertenecen a más grupos tienen menos probabilidades de experimentar episodios de depresión. Tales hallazgos surgieron del Estudio Longitudinal del Envejecimiento del Reino Unido (ELSA) que describió repetidamente alrededor de ~ 5,000 personas a partir de los 50 años. Investigaciones anteriores mostraron que las personas deprimidas redujeron su riesgo de depresión en un momento posterior en casi una cuarta parte si se unían a un grupo social como un club deportivo, una iglesia, un partido político, un grupo de pasatiempos o una organización benéfica. De hecho, unirse a tres grupos redujo el riesgo de depresión en casi dos tercios.

En una nota más general, las encuestas sobre visitas sociales a pubs, cenas sociales por la noche o asistencia regular a servicios religiosos convergieron en una conclusión central: las personas que participaban en cualquiera de estas actividades generalmente tenían más amigos, estaban más felices y se sentían más satisfechos con su vida. Estas personas estaban más inmersas en su comunidad local y confiaban más en sus vecinos. La direccionalidad causal fue difícil de precisar en estos casos debido a la naturaleza transversal de los datos. Sin embargo, el análisis de ruta proporcionó alguna indicación de que la intensidad del intercambio social era el motor.

El ímpetu para acceder al capital social en la comunidad en general se extiende más allá de los humanos. Hay una gran cantidad de evidencia desde hace mucho tiempo de estudios de campo a largo plazo de babuinos salvajes que las hembras socialmente conectadas experimentan menos acoso por parte de otros monos, tienen niveles más bajos de hormonas de estrés de cortisol, curación más rápida de heridas, producen más descendencia y viven más tiempo. Tales ramificaciones del capital social parecen sostenerse en una diversidad de especies, incluyendo chimpancés, macacos, caballos salvajes y delfines.

La soledad y el sistema inmunitario.

Una razón subyacente clave para estos efectos, al menos en los humanos, es probable que la soledad perjudique directamente el sistema inmunitario, haciéndote menos resistente a enfermedades e infecciones.
La investigación encontró que los estudiantes de primer año que informaron sentirse solos tuvieron una respuesta reducida del sistema inmunitario cuando recibieron una vacuna contra la gripe en comparación con los estudiantes que se sintieron socialmente comprometidos. Además, aquellos estudiantes con solo 4 a 12 amigos cercanos tuvieron respuestas significativamente más pobres que aquellos con 13 a 20 amigos. Estos dos efectos parecían interactuar entre sí: tener muchos amigos (un gran grupo social de diecinueve o veinte amigos) parece amortiguar una respuesta inmune debilitada. Sin embargo, sentirse solo y tener pocos amigos resulta en una defensa inmune particularmente pobre.

Otros investigadores utilizaron datos del Framingham Heart Study para mostrar que las personas con menos contactos en su red social tenían concentraciones elevadas de fibrinógeno en suero. En contraste, las personas que disfrutaban de muchos contactos sociales tenían niveles bajos de fibrinógeno. El fibrinógeno juega un papel importante en la coagulación de la sangre cuando se ha roto un vaso sanguíneo, además de facilitar la curación de heridas y la reparación de tejidos de manera más general: las altas concentraciones indican una mala salud.

Las endorfinas constituyen un componente central del mecanismo psico-endócrino que sustenta la amistad (ver Cuadro 1). Otra investigación encontró que los lazos sociales estimulan la liberación de las células asesinas naturales (natural killers) del cuerpo, una de las células blancas de la sangre del sistema inmune innato cuya función central es destruir bacterias y virus dañinos.
Las personas que están más integradas socialmente tienen biomarcadores mejor ajustados para la función fisiológica, como lo indica la presión arterial sistólica más baja, el índice de masa corporal más bajo y los niveles más bajos de proteína C reactiva, siendo esta última otra respuesta molecular a la inflamación. Esta idea fue evidente en cada uno de los cuatro grupos de edad (adolescentes, adultos jóvenes, mediana edad y vejez) sobre la base de datos de cuatro grandes bases de datos longitudinales de salud estadounidenses. Los investigadores encontraron que, en la adolescencia, la falta de compromiso social tuvo un efecto tan grande sobre el riesgo de inflamación como la falta de actividad física. En la vejez, la falta de amigos tuvo un mayor efecto sobre el riesgo de hipertensión que las causas clínicas generalmente citadas como la diabetes.

Aún más preocupante, los efectos de las relaciones sociales en estas medidas fisiológicas de buena salud durante la adolescencia y la edad adulta pueden persistir hasta la vejez. En un estudio longitudinal de 267 hombres, por ejemplo, la investigación encontró que cuanto más integrado socialmente era un niño a los seis años de edad, menor era su presión arterial y su índice de masa corporal dos décadas más tarde en sus primeros treinta años. Este resultado se mantuvo cuando controlaron la raza, el índice de masa corporal en la infancia, el estado socioeconómico de los padres, la salud infantil y la extraversión.

El aislamiento social puede tener efectos generalizados sobre la conectividad cerebral. Si las ratas están socialmente aisladas cuando son jóvenes (una condición que daría lugar a sentimientos de soledad en los humanos), la función neuronal y la plasticidad se alteran. En particular, los episodios de aislamiento social pueden alterar irremediablemente la función de la corteza prefrontal (la parte del cerebro que es central para administrar nuestras relaciones sociales, así como su mielinización del axón (vainas grasas alrededor de las neuronas que les permiten transmitir señales más rápido y de manera más eficiente). Si bien los períodos cortos de soledad en humanos rara vez tienen resultados adversos a largo plazo, la soledad persistente aumenta el riesgo de enfermedad de Alzheimer y depresión. La soledad también conduce a malos hábitos de sueño, con consecuencias psicológicas y fisiológicas adversas.

Interacción social en línea versus fuera de línea

Los procesos sociales-efectivos en presencia de otros toman una forma diferente que durante la ausencia física del otro.
Ya en una guardería, si un bebé comienza a llorar, otros bebés cercanos escuchan la señal de socorro y, por lo general, también comienzan a llorar por simple contagio emocional. Además de las expresiones y la prosodia, los humanos tienden a alinear sus comunicaciones entre sí imitando vocabulario, gramática, imitaciones y gestos. Por ejemplo, los humanos tienden a sincronizar inconscientemente sus expresiones faciales incluso con personas que dirigen gaze en otra persona. Dicha resonancia motora y emocional subliminal suele ser intrínsecamente gratificante.

En el lado positivo, los procesos de contagio pueden elevar la felicidad individual a través de personas dentro del vecindario cercano, pero también a kilómetros de distancia. En el lado negativo, la soledad también se propaga rápidamente a través de los socios de interacción social de un individuo, lo que afecta incluso a amigos de amigos de amigos.

Leer las caras de otros, imposible durante una llamada telefónica convencional, puede ser un medio conservado evolutivamente para intercambiar información fundamental, que coevolucionó con la maquinaria de decodificación correspondiente en las respuestas cerebrales y de comportamiento.

Las caras ofrecen una gran cantidad de información social sobre el sexo, la edad, el origen étnico, la expresión emocional de una persona y, potencialmente, sus intenciones y su estado mental (todo lo cual influye en la fuerza del vínculo entre dos personas). A lo largo del desarrollo, el aprendizaje y la maduración dependen críticamente de la atención conjunta de dos personas en el mismo objeto. 

Tales procesos de mentalización y mirada fija se han relacionado repetidamente con el circuito asociativo superior y el circuito de recompensa estriatal. Algunos autores incluso sostienen que la importancia de tales facetas del intercambio interpersonal puede explicar por qué los humanos desarrollaron una esclera ancha y blanca en los ojos, más fácilmente visible que en la mayoría de los animales. Lo que puede conducir a una mayor vulnerabilidad a los depredadores para algunas especies (al hacer que el individuo y sus intenciones sean más visibles y explotables) puede haber impulsado el aprendizaje y la cooperación en los primates humanos.

Tales adaptaciones evolutivas facilitan cómo los humanos representan automáticamente la perspectiva (visual) de los demás cercanos. Hacer declaraciones sobre objetos en el entorno físico puede llevar más tiempo, debido a la interferencia, si otra persona presente tiene un conocimiento parcial o diferente de estos mismos objetos.

Mientras que las sociedades de primates son impulsadas por señales visuales y encuentros inmediatos, los humanos también han desarrollado medios elaborados para interactuar a grandes distancias geográficas. El contacto virtual cara a cara por video chat, como skype o zoom, se está volviendo cada vez más común. Su calidad nominal de interacción social con amigos ha superado a la de los teléfonos (no visuales) y los simples canales de comunicación de solo texto a través de SMS, WhatsApp o correo electrónico.

Otros autores han reportado efectos ampliamente similares para las relaciones familiares, en la medida en que encontraron un beneficio insignificante de los canales basados en video. En comparación con los encuentros interpersonales reales, existe una sorprendente cantidad de constantes psicológicas sobre cómo los humanos entretienen y hacen malabares con las relaciones sociales en entornos digitales.

Por ejemplo, el límite superior de ~ 150 contactos, así como la estructura de estas redes parece mantenerse tanto en el mundo real como en una variedad de contextos virtuales en línea, lo que sugiere que el tamaño del grupo en la sociedad actual todavía está orquestado por los mismos principios que cuando éramos cazadores. -recolectores. De hecho, varios estudios de neuroimagen confirman ampliamente que nuestras redes sociales en línea se correlacionan con los volúmenes de las mismas regiones cerebrales centrales que resuenan con el tamaño de nuestras redes fuera de línea.

Estas constancias sugieren que la interacción social virtual animada puede arrastrar facultades similares, como la memoria y la generación de conceptos. Por el contrario, la escasez de interacción social y la soledad pueden tener efectos nocivos en los sistemas cognitivo y de memoria. Es concebible que la mejora o disminución de la reserva cognitiva y neural pueda estar mediada por vías análogas que potencialmente involucren  arborización dendrítica en el hipocampo y las regiones prefrontales.

Este atractivo para una amplia gama de señales cara a cara durante las interacciones sociales puede explicar por qué los emojis se han vuelto tan populares: reemplazan las señales emocionales importantes en ausencia de las señales faciales ostentosas que utilizamos para la interpretación de las expresiones en cara -a - cara.

En conjunto, la evidencia de la comunicación digital sugiere que este nuevo medio de hecho no cambia el patrón general de nuestras interacciones sociales o el número de personas con las que contactamos. Los tamaños de las capas en nuestras redes sociales no cambian mediante el uso de medios digitales o comunicación virtual. Además, las frecuencias con las que contactamos a ciertas personas en cada capa social son  sorprendentemente similares en los mundos en línea y fuera de línea.

Sin embargo, algunos vehículos digitales carecen de la riqueza comunicativa de las interacciones cara a cara reales, cuando se les pide que califiquen su satisfacción con las interacciones con sus cinco amigos más cercanos cada día, los participantes calificaron las interacciones cara a cara y skype como igualmente satisfactorias y ambas como significativamente más satisfactorio que las interacciones con el mismo individuo por teléfono, mensajes de texto, mensajes SMS, correo electrónico o redes sociales basadas en mensajes de texto como Facebook.

Observaciones finales
Somos criaturas sociales. La interacción social y la cooperación han impulsado el rápido ascenso de la cultura humana y la civilización. Sin embargo, las especies sociales luchan cuando se ven obligadas a vivir en aislamiento. La expansión de la soledad se ha acelerado en la última década. Como una consecuencia, el Reino Unido ha lanzado la "Campaña para poner fin a la soledad", una red de más de 600 organizaciones nacionales, regionales y locales para crear las condiciones adecuadas para reducir la soledad en el futuro. Tales esfuerzos hablan del creciente reconocimiento público y voluntad política para enfrentar este desafío social en evolución.
Estas preocupaciones solo pueden exacerbarse si hay períodos prolongados de aislamiento social impuestos por las respuestas de las políticas nacionales a crisis extraordinarias como COVID -19. La privación social en la infancia y en la edad adulta tardía tiene un impacto neurobiológico en la arquitectura y organización funcional. La consiguiente pérdida de capacidad social y cognitiva provoca importantes consecuencias para la salud pública. En la escala individual, esto puede resultar en que las personas se comprometan menos socialmente y, por lo tanto, tengan un mayor riesgo de desarrollar un comportamiento antisocial.

Es probable que el resultado sea una pérdida para el presupuesto público, ya sea en términos de cuidado de personas en deterioro psicológico y físico o en el encarcelamiento de personas desordenadas. Si el aislamiento social durante el desarrollo ocurre a una escala suficientemente grande, es probable que tenga consecuencias significativas para la estabilidad de la comunidad y la cohesión social.

Estas perspectivas deberían alentarnos a buscar medios para mitigar una posible reacción negativa. Es imprescindible adaptar la toma de decisiones clínicas y las intervenciones terapéuticas a individuos solteros. También existe una gran necesidad de investigación longitudinal adicional sobre el eje HPA y la respuesta del cortisol a estresores psicológicos.

miércoles, 3 de junio de 2020


 Colegio Oficial de Psicólogos de Andalucía Occidental
 
El miedo a salir
Delegación de Sevilla

Tras el anuncio del "Plan de Desescalada" o "Plan para la transición hacia una nueva normalidad", lo que para muchas personas es una buena noticia por los deseos de reencuentros, retomar aficiones y rutinas, para otras supone la afloración de emociones que emergen del impacto provocado por los días de aislamiento como el miedo intenso a salir, a falta de seguridad y de protección.



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Sobre este miedo a salir, reflexiona a continuación la responsable del Grupo de Trabajo "Psicología y Psicosomática" de la Delegación de Sevilla de Colegio Oficial de Psicología de Andalucía Occidental, la psicóloga sanitaria Esther Rodríguez:
 La Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte sobre el fuerte impacto psicológico que la amenaza del Coronavirus (COVID-19) y los más de 40 días que llevamos de confinamiento están generando en las personas.

Respecto al plan de desescalada, de la vuelta a la "normalidad", ya vemos cada vez más cerca el fin del confinamiento pero... ¿qué es lo primero que harás cuando todo esto termine?

Algunas personas manifiestan sus deseos de salir a la calle, pasear, hacer deporte y reencontrarse con la familia, volver a recuperar sus vidas, retomar aficiones, rutinas, quedar con amigos en un bar o viajar. Sin embargo, todos estos deseos se nublan por un intenso sentimiento de miedo, falta de seguridad y de protección que emergen del impacto provocado por los días de aislamiento.

Ya en la primera semana de confinamiento se observaron mayores índices de ansiedad, depresión, estrés y problemas de sueño. En las siguientes se vio cómo la población se habituaba a la situación hasta que se fue prorrogando el estado de alarma, lo que ha ido provocando un aumento de los síntomas.

Estos síntomas, tras más de 40 días de aislamiento por COVID-19, podrían asemejarse a los característicos por el  Síndrome de Soledad Inquieta (SSI) o "Fiebre de la Cabaña", el cual hace referencia a un estado de inquietud, irritabilidad y episodios depresivos leves provocado por una estancia prolongada en un lugar confinado. Estos síntomas llevan a la persona a sentir falta de autocontrol y de autorregulación, tendiendo a buscar compañía que le libere de esos pensamientos que le generan malestar.

Todos sabemos que somos seres sociales, que necesitamos apoyo y afecto de nuestros familiares y amigos y, que aunque a veces también busquemos soledad, esto suele ocurrir por elección de estar sin nadie puntualmente. Sin embargo este periodo de aislamiento está generando en algunas personas una sensación de soledad impuesta o no elegida que desencadena falta de paciencia, cansancio, insatisfacción, perdida de interés por las actividades cotidianas, tristeza, dificultad para concentrarse, alteraciones del sueño y del apetito. En definitiva un cierto letargo que puede generar en el futuro un mayor aislamiento social.

En una revisión de 3142 documentos por el King's College de Londres sobre la evidencia del impacto psicológico de la cuarentena, se ha concluido, entre otros resultados, que el 54% de los participantes evitaban a las personas que tosían o estornudaban, el 26% evitaban los lugares cerrados, y el 21% evitaban todos los espacios públicos en las semanas posteriores al periodo de cuarentena. En la misma revisión advierten de que el regreso a la normalidad tiende a retrasarse varios meses.
Psicólogos, médicos y otros profesionales de la salud venimos defendiendo la importancia del cuidado personal, poner énfasis en el bienestar emocional y solucionar aquellos problemas de salud física o mental. Pero ahora más que nunca, es conveniente combatir estos síntomas y dedicar tiempo a uno mismo.
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"Hazle frente al miedo", podrías hacer una columna con todas aquellas conductas provocadas por el miedo. Y a su derecha buscar alternativas de acción con modos más saludables de hacer frente a la situación. Y para los más pequeños, ayúdales a fabricar su "Caja de los Miedos", donde puedan introducir sus frases o dibujos de situaciones que le generen miedo, de tal forma, cuando salgan a la calle los miedos se habrán quedado en casa.
Recuerda la importancia de vivir sin miedo la desescalada trabajando si fuera necesario  con la ayuda de un profesional que favorezca la disminución y/o desaparición de los síntomas a medida que sales del aislamiento y comienzas a sociabilizar.
"¿Qué harás entonces cuando todo esto termine?"



viernes, 1 de mayo de 2020



LATOUR PSICOLOGÍA INFORMA




Son muchas las personas que nos llaman preguntando cuándo vamos a  reabrir nuestro centro para poder ser atendidas. Es preciso aclarar que los/las profesionales de la psicología no han sido objeto de ninguna instrucción imperativa específica por parte de las administraciones públicas competentes, contra el ejercicio profesional durante el estado de alarma.  Por lo tanto, los profesionales de la psicología pueden seguir ejerciendo, atendiendo a las recomendaciones generales emitidas en materia de prevención.

No obstante, desde el lunes día 16 de marzo, decidimos mantener nuestro centro cerrado hasta ir viendo la evolución de la situación, manteniendo la posibilidad de atender por medios telemáticos u on-line.

Una vez que ha sido aprobado por el gobierno un plan de desescalada, en LATOUR PSICOLOGIA hemos decidido reiniciar nuestra actividad profesional presencial a partir del lunes 4 de mayo, para aquellos casos o situaciones que se consideren urgentes o preferentes, como indica la Orden SND/232/2020, de 15 de marzo.

Para ello, tan sólo debes llamar a los teléfonos habituales (956288213- 601015821) y solicitar cita y te enviaremos un documento de confirmación de dicha cita que deberás traer contigo a la consulta.

SEGUIREMOS IMFORMANDO

martes, 21 de abril de 2020

A T E N C I Ó N
LATOUR LE IMFORMA 

PRECAUCIONES SOBRE LA TERAPIA ON-LINE

EL CONSEJO GENERAL DE LA PSICOLOGIA RECOMIENDA 
AGENDA-CONSEJO – marzo 2020 (2)
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Teniendo en cuenta la circunstancia actual que estamos viviendo, y el incremento de psicólogos/as o terapeutas ofreciéndose a través de las redes sociales, desde la División de Psicoterapia del Consejo General de la Psicología y la Comisión del Ejercicio Privado Defensa de la Profesión y el Intrusismo Profesional, deseamos transmitir a los ciudadanos una información adecuada que les permita asegurarse de que el profesional que seleccionen y les atienda, en la modalidad online, cumpla con los requisitos éticos y profesionales requeridos para el ejercicio de la profesión de psicólogo. Estos son:

"como elegir un psicólogo on-line cualificado"

Siempre será preferible que el/la profesional que atienda on-line haya visto a su cliente/paciente previamente en la consulta, pero entendemos que eso no siempre será posible. En caso de tener un primer contacto telemático recomendamos:

1. Asegurarse de que es un profesional de la Psicología, habilitado para ejercer la profesión sanitaria. Para ello podemos pedirle su número de colegiación, que puede comprobarse en la página web del Colegio Profesional de Psicólogos de la Comunidad Autónoma a la que pertenezca.

2. Comprobar que su lugar de consulta es un centro sanitario acreditado por la Consejería de Sanidad de su Comunidad Autónoma.

El profesional puede mostrar el permiso de habilitación de centro sanitario.

3. Infórmese del tipo de enfoque que practica el/la psicólogo/a. En el ejercicio de la psicoterapia existen diversos modelos psicoterapéuticos, algunos enfoques no tienen la suficiente evidencia y han sido catalogados por el Ministerio de Sanidad como pseudoterapias en su Plan de protección frente a la Salud frente a las Pseudociencias). https://www.conprueba.es/pdfs/informe-exploratorio.pdf Conviene que el enfoque disponga de pruebas científicas que acrediten su efectividad.

4. Conviene que el/la profesional comunique al paciente que la plataforma con la que trabaja cumple con los requisitos legales, como son la certificación de Seguridad Informática, y la certificación de la ley Orgánica de Protección de datos y Garantía de Derechos Digitales, LOPDGDD, de 6.

5. Obtener garantías de que durante la aplicación del tratamiento existirá una evaluación continua del mismo, una formulación del problema adaptado a las características del cliente y, eventualmente, una indicación del tratamiento a seguir, obedeciendo a criterios diagnósticos formales, y con procedimientos adaptados.

6. El/la paciente debe sentirse con la confianza y seguridad con su psicólogo/a como para preguntar cualquier duda que pueda tener respecto al tipo de intervención.

7. Los/as profesionales de la Psicología, cuentan con un Código Deontológico de conductas al que deben atenerse y cumplir en el desarrollo de su profesión, entre las más importantes, el de la confidencialidad entre ellos y sus pacientes.

8. De acuerdo a la RGPD, aunque el tratamiento de psicoterapia sea online, el/la paciente y el /la terapeuta debe cumplimentar un documento del cumplimiento de la Protección de Datos.

9. Informarse que sean expertos y con formación en psicoterapia.


División de Psicoterapia
Consejo General de la Psicología de España