lunes, 16 de enero de 2012

Los niveles de tolerancia al maltrato en jóvenes de entre 13 y 25 años son sorprendentes


Un estudio de la Universidad de Sevilla sobre mujeres escolarizadas revela que cerca del 12% se han sentido atemorizadas por su pareja. Además el 57% de las que se perciben como maltratadas prolonga sus relaciones con el agresor más de un año. Según los expertos, los preuniversitarios tienen un nivel de información escaso acerca de qué es la violencia de pareja.
"Los niveles de tolerancia al maltrato en jóvenes de entre 13 y 25 años son sorprendentes. La tolerancia a situaciones de violencia (en muestras pre y universitarias) es elevada tanto en personas que se perciben como maltratadas como no maltratadas, especialmente en el caso de las mujeres", afirma el profesor de Psicología de la Universidad de Sevilla Luis Rodríguez Franco.
De un artículo de este experto, publicado este mes en la 'International Journal of Clinical Health Psychology', se desprende que el 26,8% de las jóvenes españolas se siente atrapadas en su relación, mientras que un 11,9% asegura haber tenido miedo.
Para ello, se utilizó una combinación de 13 ítems conductuales y de una pregunta sobre percepción de maltrato (evaluaciones atómica y molecular, respectivamente). A través de las preguntas contenidas en el Cuestionario de Violencia de Novios (CUVINO), se realizaron dos estudios diferenciados con muestra de mujeres adolescentes y jóvenes escolarizadas. El primero de ellos (709 mujeres con una media de 18,5 años) replicó la evaluación de maltrato técnico llevada a cabo por el Instituto de la Mujer, y detectó un 6,2% de maltrato percibido y un 71% de maltrato técnico.
En un segundo estudio sobre 1.327 jóvenes de 18,5 años de media, se evaluó la concordancia entre percepciones generales (sentirse maltratada, sentir miedo y sentirse atrapada en la relación), y se encontró un 5,8% de mujeres maltratadas, un 11,9%, atemorizadas, y un 26,8%, atrapadas en sus relaciones.
Tras más de 10 años de estudio, los resultados del CUVINO, orientado a la evaluación de la violencia de género entre parejas de novios universitarios, con una muestra de más de 2.000 personas de Sevilla, Oviedo, A Coruña, Pontevedra y Huelva, arroja como resultado una estructura en ocho factores: violencia por coerción, emocional, sexual, de género (por la simple condición de ser mujer), instrumental, social, física y por desapego. Asimismo, el estudio señala que la edad de inicio de la relación problemática es temprana, especialmente en las mujeres, que ya indican relaciones conflictivas a los 13 años, mientras que en el caso de los varones sólo es detectada a partir de los 16.
Respecto a la duración de estas relaciones, el grupo de expertos ha determinado que sólo en el 15,25% de los casos de mujeres que se declaran maltratadas la relación llega a los seis meses, mientras que en el 57% ha sido de más de un año. "Estos datos tienen una clara lectura y es que no se trata de relaciones esporádicas y que no es fácil cortar con el agresor", indica el experto.
Los hombres, por su parte, denuncian sentirse indefensos ya que el 80% de los varones que se perciben como maltratados afirma no recibir apoyo. En la misma situación se encontró el 42,10% de las mujeres.
Luis Rodríguez Franco añade que las campañas de prevención en España se orientan a la denominada 'Tolerancia 0' aunque los resultados indican que tales campañas deberían hacer un especial énfasis en qué aspectos concretos y específicos se debería adoptar tal 'Tolerancia 0'. De hecho, los miembros del equipo de investigación han obtenido conclusiones clínicas de sus actividades de prevención.
Especialmente en preuniversitarios, el nivel de información acerca de qué es la violencia de pareja es muy escaso y habitualmente es identificada por ellos como de naturaleza exclusivamente física. Éste puede ser uno de los factores que justifiquen los altos niveles de tolerancia hacia conductas constitutivas de violencia de pareja, que quedan relegadas de una actitud crítica al considerarse o bien normal o bien algo ajeno a lo que es la violencia de pareja.



sábado, 7 de enero de 2012

El Niño Ansioso

Todos los niños sienten ansiedad. Es de esperarse y es normal que todo niño se sienta ansioso en ciertos momentos específicos de su desarrollo. Por ejemplo, entre los 8 meses y la edad pre-escolar, los niños saludables pueden mostrar angustia (ansiedad) intensa cuando se separan de sus padres o de otros seres queridos. Los niños pueden tener temores de corta duración, (como el miedo a la oscuridad, las tormentas, los animales o las personas desconocidas). Sin embargo, si las ansiedades se vuelven severas y comienzan a interferir con las actividades diarias de la infancia, tales como el separarse de los padres, asistir a la escuela y hacer amigos, los padres deben considerar solicitar una evaluación y asesoramiento por un siquiatra de niños y adolescentes.

Un tipo de ansiedad que puede necesitar tratamiento se conoce como ansiedad por la separación. Ella incluye:


  • pensamientos constantes y miedo por su propia seguridad y por la de sus padres
  • negarse a asistir a la escuela
  • quejas frecuentes de dolores de estómago y de otros malestares físicos
  • preocupaciones exageradas acerca de dormir fuera de su hogar
  • estar demasiado apegado a sus padres
  • rabietas y pánico al momento de separarse de sus padres
  • problemas al dormir o pesadillas.

  • Otro tipo de ansiedad (fobia) es cuando el niño le tiene miedo a ciertas cosas específicas, tales como perros, insectos o agujas y esos temores le causan angustia significativa.

    A algunos niños ansiosos les da miedo conocer o hablar con las personas que no conocen. Los niños con esta dificultad suelen tener muy pocos amigos fuera de la familia. Otros niños con ansiedad severa pueden tener:

  •  muchas preocupaciones sobre cosas antes de que algo suceda
  • preocupaciones constantes sobre su funcionamiento en la escuela, con los amigos o en los deportes
  • pensamientos y acciones repetitivas (obsesiones)
  • temor de avergonzarse o cometer errores
  • baja autoestima.

  • Los niños ansiosos se ponen tensos y tiesos. Algunos puden buscar reafirmación constante y sus preocupaciones pueden interferir con sus actividades. Ya que los niños ansiosos pueden también ser niños quietos, conformistas y deseosos de complacer, es muy fácil no darse cuenta de sus dificultades. Los padres deben de estar alerta a los síntomas de ansiedad severa para que ellos puedan intervenir a la mayor brevedad posible y así evitar las complicaciones. Es muy importante que no se descarten los temores de un niño.

    Si usted está preocupado porque su niño tiene dificultades debido a la ansiedad, debe de consultar a un siquiatra de niños y adolescentes u a otro profesional de la salud calificado. Los problemas de ansiedad severa en los niños se pueden tratar. El tratamiento a tiempo puede prevenir dificultades futuras, tales como la pérdida de amistades, el fracaso en lograr su potencial social y escolar y los sentimientos de baja autoestima. Los tratamientos pueden incluir una combinación de lo siguiente: sicoterapia individual, terapia familiar, medicamentos, tratamientos del comportamiento y consultas con el personal de la escuela.

    lunes, 2 de enero de 2012

    Los niños y los problemas de aprendizaje

    Muchas veces tras las vacaciones de Navidad surgen dudas en los padres sobre el desempeño escolar de sus hijos tras la primeras notas del curso. Es el momento de plantearnos si conviene acudir a un especialista.

    Hay muchas razones para el fracaso escolar, pero entre las más comunes se encuentra específicamente la de los problemas del aprendizaje. Los niños con problemas de aprendizaje suelen tener un nivel normal de inteligencia. Ellos tratan arduamente de seguir las instrucciones, de concentrarse y de portarse bien en la escuela y en la casa. Sin embargo, a pesar de sus esfuerzos, él/ella tiene mucha dificultad dominando las tareas de la escuela y se atrasa. Los problemas del aprendizaje afectan a 1 de cada 10 niños de edad escolar.

    Existe la creencia de que los problemas del aprendizaje son causados por alguna dificultad con el sistema nervioso que afecta la recepción, el procesamiento o la comunicación de la información. También puede ser común en familias. Algunos niños con problemas del aprendizaje son también hiperactivos, no se pueden estar quietos, se distraen con facilidad y tienen una capacidad para prestar atención muy corta.

    Los siquiatras de niños y adolescentes indican que los problemas del aprendizaje se pueden tratar. Si no se detectan y se les da tratamiento a tiempo, sus efectos pueden ir aumentando y agravándose como una bola de nieve al rodar. Por ejemplo, un niño que no aprende a sumar en la escuela primaria no podrá entender el álgebra en la escuela secundaria. El niño, al esforzarse tanto por aprender, se frustra más y más y desarrolla problemas emocionales, tales como una baja autoestima ante tantos fracasos. Algunos niños con problemas de aprendizaje se portan mal en la escuela porque prefieren que los crean "malos" a que los crean "estúpidos".

    Los padres deben estar conscientes de las señales mas frecuentes que indican la presencia de un problema de aprendizaje, cuando el niño:
    • Tiene dificultad entendiendo y siguiendo instrucciones.
    • Tiene dificultad recordando lo que alguien le acaba de decir.
    • No domina las destrezas básicas de lectura, deletreo, escritura y/o matemática, por lo que fracasa en el trabajo escolar.
    • Tiene dificultad distinguiendo entre la derecha y la izquierda, tiene dificultad identificando las palabras o una tendencia a escribir las letras, palabras o números al revés como por ejemplo: al confundir el número 25 con el número
    • Le falta coordinación al caminar, hacer deportes o llevar a cabo actividades sencillas, tales como aguantar un lápiz o amarrarse el cabete del zapato.
    • Fácilmente se le pierden o extravían sus asignaciones, libros de la escuela y otros artículos.
    • No puede entender el concepto de tiempo, se confunde con "ayer", "hoy" y "mañana".
    Tales problemas merecen una evaluación comprensiva por un experto que pueda enjuiciar todos los diferentes factores que afectan al niño. Un siquiatra de niños y adolescentes puede ayudar a coordinar la evaluación y trabajar con profesionales de la escuela y otros para llevar a cabo la evaluación y las pruebas escolásticas y así clarificar si existe un problema de aprendizaje. Ello incluye el hablar con el niño y la familia, evaluar su situación, revisar las pruebas educativas y consultar con la escuela. El siquiatra de niños y adolescentes entonces hará sus recomendaciones sobre dónde colocar al niño en la escuela, la necesidad de ayudas especiales, tales como terapia de educación especial o la terapia del habla y los pasos que deben seguir los padres para asistir al niño para que pueda lograr el máximo de su potencial de aprendizaje. Algunas veces se recomienda sicoterapia individual o de familia. Los medicamentos pueden ser recetados para la hiperactividad o para la distracción. Es importante reforzar la confianza del niño en sí mismo, tan vital para un desarrollo saludable, y también ayudar a padres y a otros miembros de la familia a que entiendan mejor y puedan hacer frente a las realidades de vivir con un niño con problemas de aprendizaje.