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jueves, 19 de julio de 2018

"Help me to speak" - Documental mutismo selectivo




El Mutismo Selectivo



El mutismo selectivo es un trastorno de ansiedad de la etapa infantil, caracterizado por la ausencia total de discurso en al menos una situación específica durante al menos un mes, a pesar de que el niño o la niña  posea la capacidad de hablar en otras situaciones (Carbone et al., 2010; DSM-5, 2013).
Se trata de un trastorno poco frecuente, más habitual en niñas que en niños (Dummit et al., 1997), con inicio entre los 2 y 5 años, con una prevalencia estimada por debajo del 1% (Carlson et al., 1994; Steinhausen et al., 1996; Bergman et al., 2002; Elizur et al., 2003). Los síntomas se suelen hacer más manifiestos cuando se inicia la escolarización primaria, así que no se suele diagnosticar hasta los 5-6 años.
Afecta de forma seria al desarrollo social y cognitivo del  niño y de la niña, en tanto que suele presentarse en el entorno escolar. Influye de forma directa en los resultados académicos, en tanto que la mayoría de tareas y actividades realizadas en los primeros años de escolarización exigen al alumno expresarse verbalmente. Además, supone una limitación en las relaciones con las personas de la misma edad (Cunningham et al., 2004, 2006; Levin-Decanini et al., 2013), afectando tanto al desarrollo social como al autoconcepto del niño.

jueves, 22 de agosto de 2013

LA TERAPIA COGNITIVO-CONDUCTUAL ES MÁS EFICAZ Y EFICIENTE QUE LOS FÁRMACOS PARA EL TRATAMIENTO DE LA ANSIEDAD Y DEPRESIÓN

Nosotros ya lo sabíamos.

al y como recogen diversos medios estos días, los problemas de ansiedad y depresión constituyen uno de los principales motivos de consulta en Atención Primaria. La situación actual de crisis económica ha agravado notablemente la prevalencia de estos trastornos, de tal manera que los expertos advierten que en el 2020 constituirán la primera causa de discapacidad en el mundo.

Recientemente, en el marco de un congreso nacional sobre ansiedad y trastornos comórbidos, profesionales de la medicina han reconocido que los tratamientos farmacológicos actuales resultan insatisfactorios en estos casos, ya que sólo son efectivos en la mitad de los pacientes y su administración no elimina cierta patología residual que se mantiene en el tiempo.




En contrapartida, y si tenemos en consideración la evidencia científica de los últimos años, la terapia psicológica y, específicamente, la terapia cognitivo-conductual, ha demostrado ser una alternativa más eficaz y económica que los fármacos para el tratamiento de la ansiedad y de la depresión y, a diferencia del tratamiento farmacológico, no supone ningún riesgo para la salud y no presenta ningún efecto secundario adverso.

Además de reducir los síntomas de ansiedad y depresión y mantener estos cambios terapéuticos a largo plazo, el tratamiento psicológico proporciona otros beneficios en comparación con el tratamiento farmacológico, tales como una mayor adherencia al tratamiento, una disminución significativa del riesgo de recaídas y una elevada tasa de recuperación (es decir, a diferencia de los fármacos, no deja ninguna "patología residual"), evitando la cronificación del trastorno y disminuyendo, consiguientemente, el número de visitas al médico y los días de hospitalización.

De hecho, las principales guías de práctica clínica basadas en la evidencia científica, tanto internacionales como nacionales (como la del National Institute for Health and Clinical Excellence –NICE-), recomiendan la terapia cognitivo-conductual como el tratamiento de primera elección para el trastorno depresivo leve y moderado, el trastorno de angustia, el trastorno obsesivo-compulsivo, el trastorno de ansiedad generalizada y las fobias específicas.

Asimismo, el tratamiento psicológico es aconsejable por encima del farmacológico cuando el problema de salud mental que presenta el paciente está complicado por otras condiciones médicas, como abuso de alcohol o drogas, o problemas crónicos de salud física, así como en el caso de niños, adolescentes y mujeres embarazadas, debido al riesgo elevado para la salud que supone el consumo de psicofármacos en estos grupos de pacientes. Sólo en los casos severos se recomienda el uso de medicación, pero siempre en combinación con tratamiento cognitivo-conductual, e informando al paciente sobre los objetivos terapéuticos, la duración del tratamiento farmacológico, los posibles efectos secundarios y los riesgos que conlleva una interrupción brusca de la medicación.

Por todos estos motivos, numerosos organismos competentes en materia de salud -como la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Instituto Nacional para la Salud y la Excelencia Clínica del Reino Unido (NICE) o la Federación Mundial de la Salud Mental (WFMH)- señalan las ventajas económicas y psicosociales de la implementación de terapias psicológicas en los servicios de Atención Primaria, así como la necesidad de los ciudadanos de recibir otro tipo de atención sanitaria menos medicalizada, más humanizada y, sobre todo, más ajustada a sus necesidades.

Como ejemplo práctico, esta estrategia ya se ha puesto en marcha con éxito en el Reino Unido, que ha incorporado a más de 5.000 psicólogos en los servicios de Atención Primaria para ofrecer tratamiento psicológico basado en la evidencia y cubrir la demanda asistencial que requieren los problemas de ansiedad y depresión. Los informes y estudios publicados muestran el éxito de esta estrategia de actuación frente al abordaje farmacológico tradicional, así como la gran satisfacción manifestada por parte de los usuarios de los servicios de salud de ese país.

Sin embargo, a pesar del respaldo científico que avala la terapia cognitivo-conductual, en nuestro país, el modelo asistencial que impera en salud mental, excesivamente medicalizado y biologicista, así como el escaso número de profesionales de psicología en el sistema sanitario, impiden el acceso al mejor tratamiento posible para las personas afectadas de estos problemas.

En el marco del congreso sobre ansiedad y trastornos comórbidos mencionado anteriormente, los profesionales de la medicina manifestaron su inclinación a tratar estos problemas con unos fármacos de reciente aparición (denominados "duales"), otros nuevos antidepresivos e, incluso, anticonvulsivos, dado que la terapia psicológica es un artículo de "lujo" y que no parece que nuestro modelo sanitario siga el camino de incorporar, como recomiendan los organismos internacionales, más psicólogos en el sistema sanitario.

Esta insistencia en anclarse en un modelo de intervención -el farmacológico- que ha demostrado no ser el mejor tratamiento disponible, cuestiona gravemente la calidad asistencial que se ofrece a los ciudadanos. Las decisiones clínicas deberían ir encaminadas, no necesariamente hacia la medicalización, sino hacia la respuesta terapéutica que, sobre la base de la evidencia empírica, haya demostrado una mayor eficacia y eficiencia.

La tendencia a recetar fármacos de manera abusiva (a pesar de sus efectos secundarios, de su dudosa eficacia para el tratamiento de algunas dolencias y del elevado coste económico que suponen), tiene serias repercusiones que transcienden al ámbito personal o social. A este respecto, Infocop ha publicado recientemente una serie de artículos, en los que diferentes investigadores reflexionan sobre la verdadera eficacia de los antidepresivos, los efectos nocivos de la administración de psicofármacos a la largo plazo, la dudosa validez de la teoría que reduce la explicación de los trastornos mentales a simples desequilibrios bioquímicos y sobre los intereses económicos de la industria farmacéutica en perpetuar estos modelos de actuación en salud mental (más información aquí).


fuente: ABC

viernes, 16 de julio de 2010

Tratamientos eficaces contra la depresión III

Las terapias de conducta

La terapia de conducta ofrece un planteamiento completo de la depresión, como de cualquier otro trastorno. Así provee de una teoría para explicarla, un sistema para su evaluación y unos procedimientos terapéuticos para su tratamiento.
Dentro de la terapia de conducta se pueden distinguir seis procedimientos terapéuticos con distinto acento:

  1. El programa de actividades agradables: es un programa estructurado dirigido a cambiar la cantidad y la calidad de las interacciones del paciente mediante un conjunto de estrategias que incluyen entrenamiento asertivo, relajación, toma de decisiones, solución de problemas, comunicación y manejo del tiempo. Aunque no ha llegado a considerarse como una terapia en sí misma, lo cierto es que este conjunto de estrategias constituye el pilar básico de cualquier terapia de conducta y en los estudios se ha demostrado que es la parte más eficaz de cualquier tratamiento.
  2. El Entrenamiento en Habilidades Sociales: es también un programa estructurado dirigido a mejorar la aserción negativa, la positiva y las habilidades conversacionales; en distintos ámbitos de interacción social. Es uno de los tratamientos con mayor apoyo empírico.
  3. El Curso para el afrontamiento de la depresión, CAD; es un tratamiento estructurado para aplicación en grupo, psicoeducativo, con marcado carácter participativo y multimodal. Se destaca en su aplicación a adolescentes.
  4. la Terapia de Autocontrol de Rehm, que asume que la depresión se caracteriza por déficits en el manejo de la conducta de uno mismo. Aunque no es un tratamiento de referencia, sí que ha quedado validada su eficacia en estudios.
  5. La Terapia de Solución de Problemas; que relaciona la depresión con las dificultades para resolver los problemas cotidianos o específicos. La aplicación puede ser tanto individual como grupal y es la base de otros tratamientos.
  6. La Terapia conductual de pareja trata la depresión en el contexto inter-personal de la pareja, situando la depresión en la relación del paciente con su ámbito familiar, ello sin presuponer que toda la depresión venga determinada por la relación de pareja. Este tratamiento debe ir precedido por un análisis funcional de la relación de forma que lo haga aconsejable en cada caso concreto y suele estar apoyada en el aumento de actividades, solución de problemas, habilidades de comunicación y entendimiento de la discordia familiar. Esta terapia se ha demostrado tan eficaz como la cognitivo conductual en parejas con desavenencias, siendo inferior a ésta en parejas sólo con problemas depresivos.
Estos son los tratamientos de corte conductual con apoyo empírico y por tanto con eficacia contrastada, algunos forman parte de paquetes más complejos de corte cognitivo-conductual, que en la práctica son los más extendidos en la práctica psicológica.
En la próxima entrada veremos la Terapia Cognitiva.