domingo, 28 de febrero de 2010

El trastorno Obsesivo-compulsivo: cuando nuestros pensamientos toman el control

recientemente, el actor Justin Timberlake ha declarado estar en tratamiento para el TOC
No podía hacer nada sin convertirlo en un ritual. Los rituales invadían cada aspecto de mi vida. Quedaba realmente atrapado contando cosas. Me lavaba el pelo tres veces en lugar de una porque tres era un número de buena suerte y uno no lo era. Me tomaba más tiempo leer porque contaba los renglones en los párrafos. Cuando ponía mi despertador por la noche, tenía que ser en un número que no equivaliese a un número ‘malo’”.
" Siempre me preocupó que si no hacía algo, mis padres iban a morir. Tenía esos terribles pensamientos de que podía herir a mis padres. Eso era completamente irracional, pero los pensamientos provocaban más ansiedad y más comportamiento absurdo. A causa del tiempo que pasaba haciendo estos rituales, no podía hacer muchas cosas que eran importantes para mí”.
“Sabía que los rituales no tenían sentido, y me sentía profundamente avergonzado de ellos, pero parecía que no pudiese superarlos hasta que entré a terapia”.

  A veces, todos comprobamos las cosas dos veces, por ejemplo, comprobamos la cocina antes de irnos de la casa para asegurarnos de que esté apagada. Pero las personas con TOC sienten la necesidad de comprobar las cosas una y otra vez, tienen ciertos pensamientos recurrentes o realizan rutinas o rituales en reiteradas ocasiones. Los pensamientos y rituales del TOC causan angustia e interfieren con la vida cotidiana.
  Estos pensamientos recurrentes y perturbadores del TOC se llaman obsesiones. A fin de intentar controlar estas obsesiones, las personas con TOC repiten rituales o comportamientos, llamados compulsiones. Quienes tienen TOC no pueden controlar dichos pensamientos y rituales. Muchas veces, las compulsiones sirven a estas personas para disminuir la ansiedad que les provocan sus pensamientos.
  Ejemplos de obsesiones son el miedo a gérmenes, a ser heridos(as) o herir a otros, y pensamientos perturbadores de carácter religioso o sexual. Ejemplos de compulsiones son contar o limpiar cosas, lavarse el cuerpo o partes de este reiteradamente, o ordenar cosas de un modo en particular, cuando estas acciones no son necesarias, y verificar todo una y otra vez.
  La razón por la que el TOC interfiere con sus vidas es que  no pueden detener estos pensamientos o rituales, de tal modo que, por ejemplo, en ocasiones faltan a la escuela, al trabajo, o a reuniones con amigos(as). 
  Las personas con TOC:
  • tienen pensamientos o imágenes recurrentes sobre muchas cosas diferentes, como miedo a gérmenes, la suciedad o intrusos; violencia; herir a seres queridos; actos sexuales; conflictos con creencias religiosas; o higiene personal excesiva.
  • realizan los mismos rituales una y otra vez tales como lavarse las manos, abrir y cerrar puertas, contar, guardar artículos innecesarios, o repetir los mismos pasos constantemente.
  • tienen pensamientos y comportamientos indeseados que no pueden controlar.
  • no obtienen placer de tales comportamientos o rituales, pero sienten un leve alivio de la ansiedad que estos pensamientos causan.
  • pasan por lo menos una hora al día con estos pensamientos o rituales, los cuales causan angustia e interfieren con su vida cotidiana.
Cómo puede ayudarle un psicólogo si cree tener TOC:
El TOC es uno de los trastornos mejor estudiados y cuenta con un tratamiento ampliamente probado en el ámbito de la psicología.
El tratamiento cognitivo conductual (TCC) para el TOC incluye ayudar a los pacientes a cambiar sus patrones de ideas o pensamientos relacionados con los impulsos y compulsiones obsesivas.
Como parte del TCC, puede incluirse un tratamiento conductual que consiste en la exposición y prevención de la respuesta. En dicho tratamiento, el paciente se expone deliberadamente a las situaciones que tienen tendencia a estimular sus compulsiones (por ejemplo, ensuciándose las manos). Un terapeuta con experiencia ayuda al paciente a afrontar la ansiedad generada, al mismo tiempo que le anima a no poner en marcha una compulsión (por ejemplo, el lavado excesivo de las manos).

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